Diseñar para la capacidad o para integrar

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Escribe Marcela Garrido, consultora de Amable.

A partir de diseñar para personas con discapacidad el artículo se pregunta ¿hasta qué punto debemos adaptarnos al entorno y sus objetos para sentir que pertenecemos a la sociedad?

En Chile la Teletón es un evento televisivo de 27 horas ininterrumpidas de duración. Se produce una vez al año y se transmite por todas las cadenas de televisión, participan medios de comunicación escritos y radiales. El objetivo principal, es recaudar fondos para la rehabilitación de niños y jóvenes con diversos tipos de discapacidad. Esta recaudación ha permitido desde el año 1978, crear centros de rehabilitación en varias ciudades de Chile.

¿Hasta qué punto debemos adaptarnos a los productos para integrarnos a la sociedad? Digo adaptarnos porque está claro que en cualquier minuto pueden cambiar nuestras posibilidades.

Fue durante la Teletón del año 2001 que tuve la oportunidad de ver el reportaje de un niño que tenía amputados sus brazos. Se hacía énfasis en su fuerza, tenacidad, perseverancia y ganas de avanzar, competir e integrarse a la sociedad en igualdad de condiciones con el resto de las personas. Creo que su madre y el respaldo de la Teletón eran factores determinantes en su personalidad y los que le ayudaban a avanzar sin temor a los desafíos y sin temor a integrarse del modo que fuese necesario.

En esa oportunidad lo pude ver andando en bicicleta. Fue impresionante: no podía utilizar brazos y sin el uso de prótesis era capaz de manejar este vehículo, apoyando sus hombros en el manubrio. Sin duda una demostración de esfuerzo. Sin embargo, fue en ese minuto cuando comenzaron mis dudas: ¿Hasta qué punto debemos adaptarnos a los productos para integrarnos a la sociedad? Digo adaptarnos porque está claro que en cualquier minuto pueden cambiar nuestras posibilidades, un accidente o un cambio en nuestra salud pueden ser motivo para perder alguna condición física o mental que consideramos normal. En ese momento debemos replantear nuestra cotidianidad, aprender a realizar nuevas actividades o reacondicionar nuestros actos a una nueva situación.

De este modo también me pregunto ¿Cuándo es realmente necesario que alguien se haga cargo de esa necesidad? Si bien es cierto que es muy importante aportar con productos enfocados en la rehabilitación e integración, es difícil pensar que todos los objetos de nuestro entorno deben estar diseñados para ello, somos también nosotros los que debemos reacondicionarnos al mundo que nos tocará enfrentar.

Sin embargo existe un límite, ya que si tratamos, por ser más independientes, de adaptarnos a todos los objetos, debemos considerar hasta qué punto eso es una demostración de nuestra independencia sin dañar nuestra integridad física.

Las bicicletas

Comencé a investigar y esto me llevó a conocer diferentes alternativas relacionadas con el ciclismo para discapacitados, como por ejemplo handbikes que potencian la propulsión y freno con los brazos; tándems: bicicletas que permiten viajar acompañados y que pueden ser utilizadas por personas con limitaciones visuales; triciclos y cuadriciclos en sus diferentes variaciones que ayudan a mantener el equilibrio y también pueden permitir viajar acompañados, dependiendo de su diseño.

El reportaje me permitió pensar en los campos de acción del diseño, ya que como diseñadores, podemos aportar en la configuración de productos para diferentes necesidades y en diversos contextos: por ejemplo oficina, hogar, transporte, empresas. También un gran campo de acción a considerar es la discapacidad.

Tuve la oportunidad de ver en vivo el trabajo que se realiza en la Teletón y pude comprender que si en algún minuto cambia nuestra condición físico-motriz o si nacemos con condición diferente, debemos adaptarnos y tratar de realizar el mayor número de actividades con la mayor independencia posible, es decir, necesitando el mínimo de recursos anexos. Para diseñar en este contexto existen varias posibilidades, me refiero a que por una parte desde el diseño y no tan sólo industrial, podemos contribuir otorgando posibilidades en la rehabilitación por ejemplo diseñando prótesis, libros para discapacitados visuales, puestos de trabajo que permitan mantener una postura, entre otras cosas. Pero también podemos diseñar para la discapacidad enfocándonos en la integración social (actividades físicas, juegos, esparcimiento).

En este sentido los vehículos a propulsión humana potencian la actividad física y el entrenamiento, pero también son un signo de integración social, sobre todo en los niños, ya que permiten jugar con sus pares, establecer desafíos entre ellos, generar redes sociales creando rutas y paseos con otras personas. Así es posible generar productos pensados para que las personas se puedan integrar en un ámbito de esparcimiento, diseñar pensando en la discapacidad del usuario pero también dándole la oportunidad de trabajar e integrarse en otros desafíos.

Así es posible generar productos pensados para que las personas se puedan integrar en un ámbito de esparcimiento, diseñar pensando en la discapacidad del usuario pero también dándole la oportunidad de trabajar e integrarse en otros desafíos.

Siguiendo con el ejemplo de la propulsión humana y la integración, pienso que una condición es adaptarse y tratar de realizar el mayor número de actividades sin objetos o productos exclusivos para la discapacidad. Pero cuando estos productos están diseñados para un determinado uso o postura corporal, como por ejemplo una bicicleta, en la que el funcionamiento depende de la coordinación corporal de brazos y piernas en una postura específica. Es necesario pensar nuevamente el producto para alguien que, por ejemplo, no tiene la posibilidad de utilizar alguna extremidad, ya que la adaptación física del usuario implicará un cambio de postura o un acto que no está considerado en el proceso de diseño y puede ser dañino.

La generación de un nuevo producto a la medida puede ser considerada como un símbolo de discapacidad. El niño que ande en la calle con una bicicleta diferente no podrá evitar sentirse algo distinto a los demás. Integrarse y tratar de ser lo más independiente posible es muy beneficioso en el desarrollo de la personalidad y en la formación de actitud de vida que podemos tener, pero cuando por demostrar esto se puede llegar a dañar la integridad física, es cuando se puede aportar con diseño en un trabajo interdisciplinario, por ejemplo con terapeutas.

Diseñar un producto también involucra pensar en el mercado y sin duda diseñar para la discapacidad es un mercado más reducido. Una forma de ampliarlo es configurar un producto pensando en la discapacidad, pero no enfocándose en ello. Siguiendo con el ejemplo del diseño de bicicletas o mejor dicho de productos a propulsión humana, es posible generar un producto teniendo en cuenta como usuario principal a un discapacitado, pensando en sus limitaciones y potenciando las actividades que sí puede realizar. Esto puede permitir que una persona sin discapacidad sea también un posible usuario, de lo contrario también se puede convertir un signo de discriminación en una forma inversa.

Vehículos de propulsión humana para la integración

Lo tratado anteriormente fue el incentivo para escoger el tema de mi proyecto de título en dónde el año 2002 diseñé un vehículo a propulsión humana que pudiese ser manejado con las extremidades inferiores y con los movimientos del tronco, sin considerar el uso de las extremidades superiores (ver Fig.1). De este modo se otorgaba una posibilidad de integración a personas que no pueden trabajar con sus extremidades superiores brindándoles también un desafío para el aprendizaje de un nuevo uso en un contexto conocido, considerando sus posibilidades físicas y potenciando otras aún no desarrolladas. Este proyecto debía incluir también a usuarios sin discapacidad.

De esa forma también es posible ampliar el mercado aportando con un producto que integre en el entorno social a un usuario con discapacidad física, pero que su configuración no sea un indicador de discriminación (considerando que no es el usuario el que se debe adaptar al producto) y que también simbolice la integración y desafío para un usuario sin discapacidad.

triciclo

En este contexto se abre una gama de posibilidades, comenzamos a pensar en ser entregar posibilidades al discapacitado y al que no lo es, aportar con un producto atractivo que no simboliza discapacidad. Es posible cambiar la configuración de un producto cuando lo consideramos integrador y si es para un usuario con y sin limitaciones físicas, no tendría por qué indicar en su forma que está pensado para la rehabilitación e integración, sino que también puede ser formalmente atractivo.

Tomando en cuenta esos factores podemos desarrollar productos, pero también lo podemos hacer potenciando otras actividades e integrando a diferentes usuarios, generar otras condiciones de uso en un contexto conocido puede ser un signo de innovación, lo que se puede lograr en diversos campos, siendo la propulsión humana sólo un ejemplo de ello.

Un comentario

  • La integración debería ser una política de estado. En la educación existen los “grupos de integración” que antes eran los “niños especiales”, ahora además de suaviazar el término, se busca incluir en el grupo a aquellos que son diferente y no necesariamente “tontos”. Lo mismo debería ocurrir con la discapacidad física, ya que a veces, son excluídos porque no tienen los aparatos o la infraestructura para desenvolverse con “alguna” naturalidad.
    El secreto creo que debe estar en hacer partícipe al “discapacitado” en la masa, aunque todos sepamos su condición, si él o ella pueden estar allí, ya será un avance

    Gran artículo y gran revista

    Saludos.

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