Tu mamá ya está conectada a Internet.
Escribe Joan Mayans, fundador de Meddia
Una visión de cómo las tecnologías ya cotidianas deben acercarse a las personas para ser bien recibidas y aprovechadas con satisfacción.
Después de años de oír hablar, de ver funcionar por todos lados, de ver a sus hijos pasándo horas y horas con todo tipo de excusas, finalmente, mi mamá ha dado el salto hacia la sociedad de la información. Ha atravesado la frontera de la llamada brecha digital. Teniendo en cuenta que llevo años hablando y escribiendo de esto, este hito no podía pasarme desapercibido ni podía dejar de compartirlo.
La primera pregunta que me hago es cuál ha sido el factor determinante. ¿Una necesidad de uso? ¿Alguna cosa que quería hacer, con internet? ¿Poder guardar las fotos organizadamente que va haciendo con su primera adquisición digital, una cámara fotográfica, adquirida hace un añito? ¿Recibir directamente las fotos y hacer videoconferencias con su nieta que vive en la otra lado del mar? ¿Poder llevar la contabilidad de la tienda? ¿Una oferta económica muy tentadora? ¿Poder comprar billetes de avión, o libros, o hacer la compra semanal por internet? ¿Cuál ha sido la “killer reason”?
Si los responsables de las políticas públicas de promoción de la sociedad de la información tuvieran más en cuenta los targets y los contextos culturales específicos donde llevan a términos sus campañas, probablemente los resultados no serían tan minúsculos como acostumbran.
Posiblemente ninguna de estas razones por si sola y un poquito de todas ellas. Probablemente por deformación profesional, yo creo más en las razones y los factores explicativos de tipo culturales. Por eso, diría que también ha intervenido un poco de efecto de cadena del entorno (algún pariente del mismo perfil sociodemográfico ya lo había hecho antes) y otro poco de normalización y nivelación generalizada del fenómeno de internet y de la informática. Una cosa y la otra hacen que uno pueda adquirir su primer computador -un portátil bien dotado, por cierto- sin que parezca raro o fuera de lugar.
Este detalle es fundamental en el carácter ibicenco (nota: el autor es oriundo de Ibiza) y probablemente funciona como un inhibidor más potente que impide recibir los incentivos que puede haber recibido mi madre, por ejemplo, durante los últimos 10 años hacia Internet. Si los responsables de las políticas públicas de promoción de la sociedad de la información tuvieran más en cuenta los targets y los contextos culturales específicos donde llevan a términos sus campañas, probablemente los resultados no serían tan minúsculos como acostumbran. Posiblemente, un poco de etnografía y estudio de campo, sobre los auténticos inhibidores culturales que condicionan y refuerzan la brecha digital serían más útiles -y mucho más baratos- que buena parte de los festivales lúdico-festivos que se dirigen reiteradamente a colectivos que ya son mayoritarios. Volvamos a mi madre …
En la primera pregunta, la primera conclusión: nuestra sociedad ha llegado a un grado de normalización de la informática que permite que muchos estratos sociales, económicos, culturales y de edad inicialmente alejados de las nuevas tecnologías hayan podido ir llegando y superando los diversos tipos de tropiezos que tenían. Estamos yendo muy tarde y muy lentos, pero por algún lado se empieza.
Un computador no es como un refrigerador, una plancha o un televisor. Si lo pones en marcha, no hace mucha cosa, a solas. Poner en marcha un sistema operativo, por muchas campanillas que suenen, no resuelve ninguna necesidad práctica.
La segunda cuestión es qué hará, realmente mi madre, con este ingenio en las manos. ¿Irá a clases para utilizarlo? ¿Tendrá mi hermana bastante paciencia para enseñarle y la bastante constancia para aprender? ¿Entrará en alguna página institucional para ser incentivada y animada a hacer uso de internet? ¿O se quedará dentro de un cajón, como tantas otras cosas, aparatos y electrodomésticos que, simplemente, no han acabado de encontrar su utilidad? ¿Probará hacer cosas o lo verá como una caja negra e impenetrable? ¿Tendrá miedo de estropearlo?
Un computador no es como un refrigerador, una plancha o un televisor. Si lo pones en marcha, no hace mucha cosa, a solas. Poner en marcha un sistema operativo, por muchas campanillas que suenen, no resuelve ninguna necesidad práctica. Un computador es el equivalente en electrodoméstico al ser humano en la vida animal: si el ser humano es el animal más inútil e incapaz cuando nace, lo que necesita es una infancia más larga, más aprendizaje y más entrenamiento, el computador es bien parecido, ya que también es del todo inútil sin esta fase infantil más o menos larga de entrenamiento.
Un computador está hecho para ser utilizado intensamente. Para equivocarse las veces que hagan falta. Para pedir ayuda a vecinos y conocidos. Para experimentar. Y para volver, una vez y otra. A utilizar un computador sólo se aprende por la vía de la práctica, de la prueba y del error. Y, como me dijo un primo -que me hizo de Cicerone de la informática cuando yo tenía 9 años-, pulsando teclas un computador no se estropea nunca. Aunque eso último no acaba de ser cierto del todo, lo que es incuestionable es que para poder considerar que tenemos, realmente, una persona más en este lado de la brecha digital, mi madre tendrá que sacar el computador de la caja, tocar muchas teclas y hacer deslizar muchos kilómetros de mouse.
Resumiendo, los incentivos económicos y propagandísticos para comprar un computador y pedir una ADSL han funcionado. Lo hemos conseguido; una persona más se lo ha creído. Ahora, hace falta que esta decisión tenga un impacto real en su vida, más allá de las estadísticas de población conectada.
Es imprescindible que le llegue información sobre cursos y talleres prácticos donde se sienta llamada a participar, que sean accesibles y prácticos y que orienten mucho su programa docente a hacer cosas útiles con el aparato, si puede ser, su mismo portátil, para hacérselo realmente suyo, para sacar el máximo provecho.
Tiene que sentirse acompañada en este trayecto hasta que haya encontrado las prácticas que, realmente, tienen sentido dentro de su cotidianidad y le pueden aportar mejoras y nuevas oportunidades en su vida.
No tenemos que esperar -o ¿¿sí!!??- que cree un blog, que descargue podcasts, empiece a participar en foros, se haga habitual de Second Life o que pase de cero a 2.0 en un par de meses. Pero tampoco podemos esperar que haga sola su propio camino iniciático. Porque si es así, ella, que se lo ha creído, pensará que la hemos engañado. Que tenía razón ella, cuando durante tantos años no hizo caso a los cantos de sirena que venían de todas partes. Y el computador irá a la caja.
En esta perspectiva está la clave de las políticas de fomento de la sociedad de la información y donde más esfuerzos se tienen que poner desde las administraciones. Más que formación, estamos hablando de acompañamiento, de detección de necesidades, incentivos e inhibidores dentro de un contexto local y del grupo de edad y género con que se trabaje. Éstos serán los factores que harán de su mamá una nueva ciudadana de la sociedad de la información, o bien la dejarán simplemente en una persona que un día compró un determinado electrodoméstico.
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La versión original de este articulo, reducido, se publicó en el Diario de Ibiza el 2 de Junio de 2008.
La versión completa está también disponible en el blog del autor www.joanmayans.com.
Muy interesante el articulo ya que se trata del acceso de una persona mayor a las posibilidades de la tecnologia actual. De acuerdo a lo que vengo analizando, este problema de “ignorancia circunstancial” es mas grave que solo el uso de una computadora, ya que afecta a un creciente numero de adultos educados en el Siglo XX que estan azorados por los cambios del Siglo XXI. Creo y sugiero la posibilidad de convocar a docentes y especialistas para evaluar esta cuestion y proponer algun tipo de modificacion al sistema educativo actual. La realidad del presente muestra a niños “aburridos”, adolescente “rebeldes” y jovenes “frustrados” junto a maestros y profesores desconcertados pues la educacion no llega a encontrar su equilibrio con la demanda de la sociedad. Dada la actualidadcde los mensajes que se emiten, sugiero, una vez mas, un estudio profundo que permita señalar que es lo que se debe hacer en materia de educacion para el Siglo XXI.